El edificio se dispone como un límite de un centro escolar construido por el arquitecto Víctor Eusa durante la primera mitad del siglo XX. Esta arquitectura de fuerte inspiración vernácula nos indujo a definir un edificio lo más leve y aséptico posible, de líneas y superficies claras que, lejos de competir con la noble arquitectura existente, supusiera un contrapunto material silencioso a pesar de ser un volumen contundente. La elección de los materiales, chapa, vidrio y hormigón en el exterior, no es ajena a la voluntad de abstracción en la que se basa este ejercicio compositivo.
  
Su posición junto a un precioso bosquecillo de castaños propicia la aparición de ventanales amplios que ponen en relación interior y exterior.
  
Minimizar el número de apoyos estructurales manteniendo unas distancias que no excedan la lógica constructiva de un edificio de esta naturaleza, ha condicionado la estructura del edificio, con soportes inclinados que condicionan el diseño de algunos elementos del edificio.