Las laderas que dominan estos valles, lejos de encontrarse vírgenes, están ordenadas en función de su explotación agrícola y ganadera. Fruto de ello son las numerosas construcciones que salpican el paisaje y que lo singularizan. El edificio debe tener la escala adecuada para no alterar esta «tipología paisajística» y hacerse entender como un edificio al servicio de otro de mayor rango: El conjunto visitable ha de dejar claro que el corazón de la visita es la ermita de «La Antigua».
  
Proponemos un edificio cuya cubierta pueda seguir usándose de igual manera en que ha venido haciéndose hasta ahora; como zona de paso (utilización de caminos) y de disfrute paisajístico, manteniendo la topografía aproximadamente en su estado actual y sobre la que aparecerán puntualmente volúmenes adecuados en tamaño y posición.
  
La planta, triangular, se formaliza con la geometría existente: dos de sus lados paralelos a los caminos y el tercero paralelo a la orientación de la ermita y se escalona progresivamente para adaptarse al perfil topográfico definitivo de la ladera. En los vértices de esta figura aparecen los únicos volúmenes destacados en superficie: Con geometrías limpias y materiales precisos (chapa de cobre y vidrio), respondemos a los objetivos expresados respecto al lugar y a su significado.