Lejos del interés por hacer nuestro trabajo reconocible a través de una forma o un estilo concreto, entendemos que los edificios deben ser el reflejo de un concepto. Sin el sustento de sólidas ideas no pueden construirse proyectos consistentes, y éstas deben tener sus orígenes en función de las circunstancias más poderosas de cada caso: bien en el contexto, bien en las necesidades funcionales, bien en una necesidad de imagen o de representatividad…

  

Nos gusta ejercer nuestra profesión, alejados de la extendida forma de entender la arquitectura como un espectáculo a menudo oneroso para el promotor de la obra. Nos interesan, sin embargo, los espacios capaces de transmitir una atmósfera, creada a partir de la luz, de las texturas, del orden y de la elección ajustada de los materiales empleados, que deberán estar al servicio de la idea y del uso, y lejos de una ensimismada búsqueda de la novedad como objetivo.

  

El estudio desarrolla su trabajo en estrecho contacto entre cliente, técnicos consultores, contratista y arquitecto, compartiendo objetivos, lo que hará posible un óptimo ajuste del programa, un eficaz control presupuestario y un cercano seguimiento del proceso constructivo que garantizará sin duda la consecución de la idea, el éxito funcional y la calidad constructiva deseada.